sábado, 25 de septiembre de 2010

EL EURO, LA CRISIS EUROPEA Y LAS AREAS MONETARIAS ÓPTIMAS

El 1 de enero de 1999 once países miembros de la Unión Europea adoptaron una moneda común, el euro. Dos años más tarde se incorporó Grecia y así hasta completar dieciséis en la actualidad. El nacimiento del euro dio lugar a una fijación de los tipos de cambio entre todos los países miembros de la UEM, sacrificando más soberanía de sus políticas monetarias que lo que normalmente requiere un régimen de tipos de cambios fijos. Aceptaron abandonar sus monedas nacionales y ceder el control de sus políticas monetarias a un Sistema Europeo de Bancos Centrales compartido.

Para ponderar los costes frente a las ventajas de unirse a un grupo de países con tipos de cambio fijos necesitamos un marco teórico y nada mejor que la teoría de las áreas económicas óptimas, predice que los tipos de cambio fijos son más adecuados para áreas estrechamente integradas a través del comercio internacional y los movimientos de factores. La referencia inicial es el articulo clásico de Robert A. Mundell[1] (1961).

¿Qué es un área monetaria óptima?
Un área monetaria óptima es la zona territorial en cuyo interior las ventajas de tener una moneda única superan a los inconvenientes. Se trataría esencialmente de los beneficios de hacer coincidir un área comercial con un área monetaria. ¿Cuáles son los criterios que permiten configurar un área monetaria óptima? Sin entrar en detalle y muy resumidamente los criterios clásicos son:
a) Elevada apertura comercial entre los países de la zona.
b) Elevada movilidad de factores (capital y trabajo), capaz de responder a perturbaciones asimétricas entre los países dentro de la zona.
c) Alto grado de diversificación que minimice la posibilidad de shocks asimétricos.
d) La existencia de un poder fiscal (federalismo fiscal) para hacer frente a dichos shocks asimétricos.
En la práctica, pues, los shocks asimétricos juegan un papel fundamental en la determinación de un área monetaria óptima y la pregunta que subyace ¿Es la Zona Euro un área monetaria óptima?

¿Es la Zona Euro un área monetaria óptima?
Muchos fueron los que en los inicios de la construcción de la Unión Europea estudiaron  los posibles problemas y consecuencias a los que se tendrían que enfrentar los países que la formaban, partiendo del marco teórico que existía sobre áreas monetarias óptimas. La literatura que existe al respecto es contundente, desde Grauwe, Feldtein, Canzoneri, Rogers,  Krugman y un largo etc. La respuesta ha sido negativa, la Zona Euro no era un área monetaria óptima y muchos de entre ellos preconizaban en un futuro su desaparición al primer shock de envergadura que se presentase.

Los razonamientos, entre otros, eran que había una asimetría entre países del norte y el sur. Ante un déficit público, el recurso a la monetización ha sido frecuente, incluso la financiación mediante la emisión de deuda pública en condiciones de mercado afecta a los tipo de interés y condiciona la política monetaria y los tipos de cambio, al perderse la política monetaria y  cambiaria se pierde la flexibilidad para afrontar los llamados shock asimétricos o específicos de cada país. Las políticas monetarias y tipo de cambio se han utilizado para muy diversos fines, restablecer la competitividad de los productos de un país o para obtener ganancias de competitividad (empobrecimiento del vecino). Pero ante un shock asimétrico el principal problema para la unión monetaria radica en el coste que supone renunciar a utilizar estos instrumentos cambiarios de forma diferenciada.

La perdida de flexibilidad que supone renunciar a variaciones de los tipos de cambio puede ser importante en la medida en que haya importantes sectores productores de bienes no comerciables, y subsistan además fuentes de shock específicos, como puede ser márgenes de autonomía en la política fiscal. Los ajustes alternativos a los cambiarios y monetarios, ante un shock asimétrico, cuando se está en un área monetaria son: la movilidad de factores en particular el factor trabajo, y esto no se da en la Zona Euro por razones culturales y lingüísticas e incluso legislativas de cada Estado. Otra segunda alternativa sería vía ajuste salarios reales según la productividad, la referencia salarial ya no sería el poder adquisitivo sino la productividad. Mientras el norte de Europa ha fijado salarios según productividad el sur los fija según capacidad de compra lo que ha supuesto un diferencial de competitividad, el norte exportador y el sur importador, incluso la moneda única puede generar la tentación de reivindicaciones salariales igualitarias entre los países que componen la Zona Euro. Otra tercera alternativa son los mecanismos fiscales federales, consistente en una articulación entre niveles de gobierno con ajustes automáticos. Por ejemplo, en EE.UU. por cada dólar en que se contrae la renta de un territorio, el sistema fiscal regional compensa entre 25 y 40 centavos. Nada parecido surge en Europa ni había la más mínima voluntad política de una compensación fiscal, hasta ahora claro. Ni que decir tiene que las alternativas anteriores no son excluyentes, sino complementarias.

La crisis Europea
Pues bien, ha tenido que venir el primer shock de envergadura al que tiene que hacer frente la Zona Euro para poner de manifiesto en toda su crudeza, lo anteriormente expuesto preconizado por los teóricos. No estamos ante una crisis Griega o financiera mundial, que también, estamos ante una crisis de la Zona Euro con probabilidades de que desaparezca la unión monetaria, ya que los mercados saben perfectamente que la Zona Euro no es un área monetaria óptima. El qué Grecia haya sido el primer país por donde se ha desatado la crisis simplemente  es por ser el más débil de todos, aquel que tiene mayor asimetría respecto a los demás, en general, el sur de Europa con respecto al norte, de hecho los ajustes drásticos que han empezado hacer los países del sur así lo confirman. El problema de la Zona Euro no es un problema de especuladores, es un problema de diseño estructural de la propia Zona Euro.  Aún no sabemos cómo acabará esto, pero los ajustes serán duros si se quiere salvar a la Zona Euro, ya que no es posible hacer ajustes vía tipo de cambio y/o vía política monetaria, sino vía empleo, reajustes de salarios reales y vía costes, es decir, vía ganancias de productividad y competitividad. Se han empezado a tapar tres vías de agua 1º los ajustes a llevar a cabo por cada país de gasto público  aunque quedan por hacer las reformas estructurales, 2º un fondo de 750.000 euros que hará las veces del federalismo fiscal y 3º la intervención del BCE con la compra de bonos nacionales, lo que significa romper la disciplina monetaria. Ya veremos cuál será el fin de la historia, pero me temo que será aún larga y dolorosa.  


[1] Robert A. Mundell "The theory of Optimum currency areas" American Economic review 51 (septiembre de 1961)

EN EL PAÍS DE RUBINSON CRUSOE

Robinson se halla en la isla Esfuerzo, todos los días se levanta a la misma hora, después de asearse decide cuantas horas dedicará a pescar, cuantas a reparar y fabricar redes y cuantas al ocio y la contemplación, todos los días son parecidos para él, su PIB está formado por la cantidad de peces que pesca mas la cantidad de redes que fabrica, es decir, su consumo más su inversión. Robinson valora mucho el bienestar de su futuro, por lo cual, no consume todos los peces que pesca cada día, guarda alguno en salazón para consumir en un futuro incierto, es precavido, Robinson ahorra.

Un día al levantarse, observa un banco de peces, ocurre de tarde en tarde en la isla Esfuerzo, no se lo piensa dos veces, sale corriendo hacia el mar con sus redes y se dedica a pescar endiabladamente, sin descanso, ya habrá tiempo otro día para dedicarse al ocio, este día ha pescado mucho, ha trabajado más horas de lo normal y ha pescado más peces por hora que en días normales, es decir, su productividad ha aumentado por lo que su PIB ha tenido una expansión y la renta percapita se ha incrementado, estamos de vacas gordas en la isla Esfuerzo. Robinson puede consumir hoy más y puede ahorrar más para el futuro incierto.

Otro día, en la isla Esfuerzo se desata una tormenta con muchos rayos y truenos. Hoy Robinson se dedicará a la contemplación y un poco a la meditación mientras ve caer la lluvia desde su choza, que remedio, quizás dedique algo de tiempo a reparar redes en el interior de su choza, pero la pesca es imposible con este tiempo, por lo cual, su PIB ha disminuido. La isla Esfuerzo está en una recesión, Robinson tendrá que echar mano de sus ahorros y consumirá algunos peces en salazón. Ya vendrán tiempos mejores. Robinson acaba de descubrir los ciclos económicos, perturbaciones no deseables pero inevitables.

Al lado de la isla Esfuerzo hay otra isla, la isla Ociosa, en ella vive Vivales, a Vivales le gusta mucho el ocio y además valora poco el futuro, le gusta más el presente. Vivales optimiza su tiempo, dedicando mucho al ocio y poco al trabajo, pesca lo justo para alimentarse, y por supuesto no ahorra, además tiene algo descuidado sus redes, por lo que su productividad es muy baja, ni que decir tiene que menor a la de Robinson, su vecino de al lado. Vivales es filósofo y dedica mucho tiempo al pensamiento transcendental, tomar el sol y pasear por la playa. En la isla Ociosa también hay ciclos económicos, algunas veces aparecen bancos de peces y otras tormentas. Cuando aparecen tormentas Vivales lo pasa muy mal, llega a pasar incluso hambre. Pero Vivales que es un pensador y de los buenos, se le acaba de ocurrir una idea, es una idea casi mágica.

Vivales que sabe que Robinson es un ahorrador va intentar seducirle con una propuesta, a saber, préstame diez peces y en el futuro te devolveré once. Vivales piensa que el futuro queda muy lejano y que la prosperidad de la isla Ociosa aumentará en el futuro, no sabe como ocurrirá eso, pero así lo cree él. Robinson medita la propuesta y decide que no es una mala idea, al fin y al cabo, tiene muchos peces ahorrados y él que valora mucho el futuro calcula que podrá tener más peces en el futuro, uno más por cada diez que entregue ahora. Robinson le ha puesto nombre a la deuda contraída por Vivales al paquete de once peces a devolver lo llama bono. Vivales está eufórico, ha conseguido emitir varios bonos a cambio de peces de Robinson, es más, Vivales incluso se ha vuelto más perezoso, con esos peces en su poder, ahora puede consumir su ración diaria de peces sin necesidad de trabajar mucho, eso cree él. Un día, Vivales recibe un aviso de Robinson mediante señales de humo de qué el pago del primer bono está a punto de cumplirse. Vivales piensa que el tiempo transcurre muy deprisa, se pone algo inquieto, pues no tiene peces para devolver a Robinson. Pero Vivales es un hombre con ingenio y recursos dialecticos, es muy convincente cuando de hablar se trata. Vivales le hace una segunda propuesta, por cada diez peces que me dejes ahora yo te devolveré doce, Vivales emite dos bonos nuevos por cada uno viejo que caduca, uno será para devolver los peces del primer préstamo, el otro será para seguir consumiendo peces. Vivales le pone nombre a su ingenio, lo llama refinanciar la deuda. Robinson le mira con desconfianza pero la propuesta es muy tentadora, después de pensarlo un largo rato accede al trato, pero con la advertencia de qué esta será la última vez. Robinson está perdiendo la confianza en Vivales se ha dado cuenta de que la actitud de Vivales no va por buen camino a no ser que cambie, pero cambiar qué. ¿Han adivinado ustedes a esta altura de la historia en que debe cambiar Vivales para solucionar su problema?, ¿les suena a algo el nombre de las islas Esfuerzo y Ociosa?

Se me olvidaba, por las islas de la zona circula un rumor de que Robinson es un especulador y que ha montado una conspiración contra Vivales ¿de dónde habrá salido el rumor? En la actualidad Vivales trabaja muchas horas, casi todas para pagar las deudas contraídas con Robinson. Aún así, la isla Ociosa está aumentando su PIB.